Cuando perdonas, te liberas de una energía negativa
que te mantiene atado (a) al rencor, al
re-sentimiento, al deseo de venganza, y que también te mantiene atado (a) a tu
“agresor”.
Cuando no perdonas te encuentras en estado
involutivo, no tienes paz, no puedes
alcanzar la felicidad y terminas
enfermándote.
Cuando reconoces que existe la posibilidad de que te
hayas equivocado, y que tus acciones o palabras han podido causar dolor a
otros, y te arrepientes de ello, y pides perdón, te liberas a ti y a la persona
“ofendida”, de las memorias negativas y
del karma.
Cuando pides perdón, liberas tu energía de la culpa y
de sus consecuencias negativas, y puedes vivir en paz y armonía.
Cuando no pides perdón, tu energía se mantiene atada a
la culpa, a la necesidad inconsciente de ser castigado (a) y al resentimiento
de la persona “ofendida”, y esto termina mermando tu energía y causándote
sufrimiento.
Perdonar y pedir perdón es importante cuando vivimos
las resultados que nuestra manera de pensar, basada en el viejo paradigma,
produjo; pero si reprogramamos nuestras
creencias y tratamos de vivir y actuar como Seres conscientes, acallando
nuestra mente, podemos decidir pensar de
una manera más asertiva: no tomando las acciones o palabras de otro, como algo
personal, no elucubrando o suponiendo que los demás actúan a propósito, para molestar
y hacer daño.
No es posible que entremos en la mente y corazón de
los demás y conozcamos sus mas íntimos pensamientos y sentimientos, entonces,
porque vamos a elegir pensar que cierta persona está actuando de mala fe, para
causarnos dolor? Si insistimos en pensar lo peor de las personas con las que
nos relacionamos, nos sentiremos ofendidos, molestos, llenos de rencor, y en
fin, alejados de la paz, el amor y la
felicidad.
Elegir un pensamiento negativo, definitivamente no nos
ayuda ni a nosotros, ni a los demás, en cambio, si decidimos pensar que las
palabras o acciones de esta persona, no representan nada personal, tal como lo dice el Dr. Miguel Ruiz, vamos a
estar tranquilos y en paz, y nuestras relaciones nos van a aportar mayor
felicidad y amor.
Recordemos, que todos estamos aquí viviendo nuestros
temas de vida, y que todos estamos conectados. Nuestros padres, parejas, hijos, etc., están interpretando el rol que mejor nos apoya
al cumplimiento de nuestra lección de vida, mientras que cada uno de ellos
lidia con sus propias tareas.
De igual manera, si vivimos con la suficiente sensibilidad
y asertividad, vamos a cuidar de no actuar en contra de nuestro prójimo, y de
no pronunciar palabras sarcásticas, hirientes, ofensivas o mal intencionadas,
recordando que las palabras tienen poder. Entonces, viviendo de una manera
consciente, ya no será necesario perdonar o pedir perdón, porque no habrá
ofensa que perdonar.
Según un evolucionado y antiguo paradigma, como el
Ho’ponopono, no basta con ser impecable con las palabras y las acciones, sino
que también debemos cuidar nuestros pensamientos, ya que somos responsables 100%
de absolutamente todo lo que le pasa a todos. Desde esta perspectiva, si una
memoria o creencia negativa nos atrapa, debemos pedir perdón a la divinidad.
Cuando pedimos
perdón a la Divinidad por haber albergado pensamientos que nos han
separado de nuestra Unidad con Dios, el pensamiento nocivo desaparece. Para
lograr esto, es necesario pedir perdón, varias veces al día, con la finalidad de que la razón que está
detrás del pensamiento negativo aparezca en la superficie y sea liberada, consecutivamente, el amor, la paz y un
sentido de unidad con todo nos va a invadir.
El perdón es un
trabajo interno, ya que no hay nada afuera nuestro. Lo que vemos en el exterior
son solamente nuestros propios pensamientos de las personas y situaciones que
nos rodean, es decir, nuestras propias percepciones.
De acuerdo con el
Ho’ponopono, somos la suma total de todos los pensamientos, emociones,
palabras, hechos y acciones pasadas, y nuestras vidas presentes y nuestras elecciones
están marcadas por este banco de memoria del pasado, de tal manera que al
iniciar el proceso de corrección de errores se cambian nuestras vidas, familias,
comunidad y planeta.
No hay nadie
afuera de nosotros haciéndonos nada. Todo ha sido formado por nuestras
memorias, nuestros programas, y sólo nosotros podemos borrarlos. Todo lo que vemos fuera de nosotros, todo nuestro
mundo es tan solo una proyección de la manera cómo hemos registrado la
información. Cada vez que nos encontremos ante estas circunstancias
negativas, debemos decirnos mentalmente, desde el corazón: Lo siento, perdóname
por lo que está en mí que ha creado esta
situación, corrige por favor este error y transmútalo. Luego decimos: te amo,
gracias.
Al hacer esto estamos
pidiendo a la Divinidad que cancele programas y memorias alojados en nosotros para que sean cancelados también
en las otras personas.
Como parte del
proceso de perdón, se debe recitar lo siguiente:
“Divino Creador, padre, madre e hijo en uno… Si yo, mis parientes y mis antepasados te hemos ofendido a ti, a tus parientes y a tus antepasados, de pensamiento, palabra y obra, desde el principio de nuestra creación hasta el presente, te pedimos humildemente perdón… Deja que esto limpie, purifique. Borre todas las memorias negativas, los bloqueos, las energías y vibraciones, y que estas energías no deseadas se transmuten en Luz Pura… Y ya esta hecho.”
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